sábado, 1 de noviembre de 2008

A modo de disculpa...


Cuando caí en la cuenta de que, a mi edad Chesterton ya había escrito Ortodoxia (y otra porción de libros más), y que para él, el acto de escribir significaba “a mano” o “en máquina”, y que el tiempo que mediaba entre la escritura y la publicación era bastante largo; sentí que mi admiración por él me interpelaba a hacer algo más que sólo leer o comentar sus libros con mis amigos más cercanos.

Por eso me estoy lanzando a la aventura de “bloguear” (aunque aún ni sé mucho cómo se hace). Pero creo que hay que aprovechar las herramientas que da la tecnología para poder propagar buenas ideas, compartir con los que piensan parecido, dialogar con los que piensan distinto, y, ¿por qué no?, cuestionar al ambiente social. Y todo eso, acompañado de la profunda admiración que siento desde hace ya unos años por Gilbert Keith Chesterton.

Y quise asumir las características y la identidad de alguno de sus personajes, para identificarme con las ideas que hay detrás de ellos. Quise ser Evan McIan, con la espada en la mano, quise ser Innocent Smith asombrándome del mundo, quise ser Flambeau convirtiéndose bajo los consejos del Padre Brown, o ser Magdalena Durand, desarmando al ateo Turnbull, Rosamund Severne enamorada de un loco medieval, Patrick Dalroy huyendo con un barril de ron, lady Joan huyendo del Superhombre o simplemente Mary Gray esperando la vuelta de su Man alive… pero he llegado a ser Gabriela Syme porque también quiero ser la mosca que desafíe el universo, porque puedo jugar a ser policía haciendo de anarquista o anarquista haciendo de policía. Por eso, tomaré mi tarjetita azul y mi espada y emprenderé la persecución de la verdad, confiando en que al llegar, después de la Gran Danza (como en la Perelandra de C. S. Lewis), podré brindar por fin con el Domingo.

Creo que GKC disculpará mi falta de talento, y mi exceso de entusiasmo. Ya que, al igual que como él describe a San Francisco de Asís, también “supo soportar con paciencia a los locos”

Gaby Syme